lunes, 1 de marzo de 2010

En Cuentran el Gallo Mas Grande




La entrada de hoy no va a ser diferente, es tan real como la vida misma: mis vecinos tienen un gallo por mascota.
Si, como lo leéis, un gallo que todas las mañanas hace kikirikí, marrón muy oscuro casi negro con su cresta roja…vamos, un gallo de los de toda la vida.No vivo en un ático con una terraza enorme, no vivo tampoco en un bajo con patio ni en un chalet o en un pueblo, no…vivo en un piso normal y corriente de los que se pueden encontrar en todas partes y a día de hoy aún no he descubierto el gallinero ni el corral.
Aún así, mis vecinos de al lado se han comprado un gallo, al principio pensábamos que era el típico pollito que venden en las ferias y que se muere de un patatús antes de dejar de tener los plumones amarillitos.Pero el gallo ha ido creciendo y ya es todo un señor. Lo bajan a la calle con una pequeña correa y lo sueltan en el parque, lo tienen a su aire por la casa…vamos, como si fuera el perro de la familia.
Lo que no entiendo es como pueden tenerlo en casa, porque por si nunca habéis ido a una granja donde hay pollos, gallinas, gallos y fauna similar, estos animales apestan y aunque solo sea uno, creo que ensucian muchísimo, ya que creo que es realmente imposible enseñarle a hacer sus cosillas en un sitio determinado (como los gatos).
Pero si, mis vecinos tienen un gallo y aunque yo pensaba que lo mío ya era crónico (o un efecto colateral de vivir en Coslada, ya se sabe, la cuna de los sucesos extraños y los incivilizados…) resulta que no, que los vecinos de un compañero que vive en Alcalá también tienen un gallo como mascota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario